31 de diciembre de 2012

Diálogos 3: Piensa en el reencuentro navideño


(((Receta de incuestionable éxito en frisadores de la treintena. Ingredientes imprescindibles marcados en negrita. Rehogar con palmetazos faciales, puñetazos al hombro de mediana intensidad y similares gestos fálicos. Servir en plato frío)))

- ¡Coño, fulano, cuánto tiempo!
- ¡Hombre, mengano, qué haces por la ciudad!
- Pues nada, ya sabes, los días de Navidad que me vuelvo para ver a la familia.
- Ah, eso está muy bien hombre, la familia es muy importante.
- Claro, claro.
- Sí, sí, eso es.
- Sí.
- Je, je, claro.
- Bueno, dime ¿y tú qué tal?
- Ah, pues bien, tengo curro así que no me puedo quejar, con la que está cayendo.
- Anda, pues qué suerte. ¿Sigues currando en el... sitio aquel?
- Sí, sí, igual que siempre. 
- Bien, bien, más vale malo conocido....
- Ja, ja, sí, sí, y que lo digas.
- Y qué, ¿sigues saliendo con Zutana?
- ¡Hombre! ¡Y además nos casamos el año que viene!
- No jodas, pues vaya, ¡no sé si darte la enhorabuena o el pésame!
. ¡Anda, serás cabrón! Bueno, y tú qué, no me digas que sigues de becario en el sitio aquel.
- Pues sí, macho, estoy hasta los cojones.
- Cabensos, lo que hay que hacer en este país es mandar a tomar por culo a los políticos y a los banqueros.
- Ya, y que lo digas...
- Bueno, y entonces qué vas a hacer, algo te estarás planteando.
- Pues sí, qué remedio. Me estoy mirando alguna cosilla para pirarme al extranjero.
- Ya, yo tengo algún colega que lo ha hecho y no le va mal. ¡Mientras no sea a Londres, que está petado de españoles, ja, ja!
- A donde pueda, me estoy mirando unos cursos o si no de profesor de español. Con tal de encontrar algo, que aquí está la cosa muy malita.
- Bueno tío, pues no te digo nada, que tengas mucha suerte.
- Vale, gracias. Pues lo mismo te digo para tu vida matrimonial, que eso también tiene miga.
- ¡Ya ves! Venga, lleva cuidado.
- ¡Hala, hasta la próxima!


GUINDA FINAL (pronunciada al alimón por ambos interlocutores en plena consciencia de su palmaria falsedad):