2 de enero de 2014

Monólogos 1: Feliz año nuevo

Suena la última campanada del año y tienes un cuchillo ensangrentado en la mano. El aquelarre de petardos que se adueña de la ciudad resuena en tu cabeza, pero no alcanza el volumen de los latidos de tu corazón, que se bambolea como un caballo en celo y tira del resto de tus vísceras, negándote la calma que necesitas para pensar tu siguiente paso. Acabas de cometer el acto más impulsivo de tu vida, has tatuado tu futuro de incógnitas, has alcanzado un nuevo estado mental, cruzando una frontera cuya línea se difuminará en cuanto vuelvas la mirada para buscarla. Caes al suelo de rodillas, igual que cae la última hoja del calendario. Imaginas dioses dándose codazos entre risas hasta que un grito te devuelve a la realidad. Tu víctima está viva.

Las fronteras son la clave y eso que nos las inventamos

Ahora olvida el cuchillo, olvida la sangre, olvida la víctima. Olvida que todo esto acaba de pasar. Un segundo antes de acuchillar, ya tenías mil problemas en el horizonte. Tú, yo, todos nosotros. Pero solo tú has cogido el cuchillo. Todos los demás podemos sentir un consuelo enorme, alimentado del hecho de que tu desgracia no salpica nuestras existencias. Ahora te dejamos solo para que pienses, nosotros nos vamos a celebrar la Nochevieja.

Feliz año nuevo.


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