2 de marzo de 2011

Relatos 6: Una paloma en el estadio


Horacio calló, como callaron las otras 50.000 personas. Aprovechó el momento para dar el primer mordisco al bocadillo de calamares que le había preparado su mujer. Solía atacarlo en el descanso, pero a Horacio le gustaba robar un primer bocado antes del pitido inicial. Masticando de pie se sumó al velo de silencio tejido por la multitud. Tragó y, procurando no hacer ruido, sacó su pequeña radio plateada del bolsillo, desenrolló los auriculares y la voz de un locutor acelerado se le incrustó en las meninges.

El estadio está guardando un respetuoso minuto de silencio por las XXXXX víctimas del atentado terrorista que el pasado XXXXX asoló la ciudad de XXXXX. Solo un grupo de irrespetuosos rompe el silencio increpando al presidente del equipo. Es una lástima, siempre tiene que haber gente dando la nota….

Un estruendoso aplauso que a Horacio le pareció coreografiado volvió a atronar el estadio, devolviéndolo a su estatus natural en día de partido. Guardó el bocata en la bolsa, se frotó las manos y disparó un vistazo rápido al estadio. Las gradas estaban casi llenas y, sobre el verde, los jugadores apuraban un último estiramiento para entrar en calor. De repente, vio que salía del túnel de vestuarios un niño con una caja blanca.

Cooompañeros, sobrecogedora la imagen del hijo de unos fallecidos en el atentado, que se dirige al centro del campo para realizar el saque de honor. Imágenes como está deben servirnos, seeeñores, para no olvidar la barbarie terrorista que continúa segando las vidas de muchos inocentes….

Horacio observó con atención al chaval. No tendría más de diez años y caminaba despacio pero firme llevando esa misteriosa caja entre las manos. Finalmente llegó a su destino, donde la esperaba la camarilla que formaban los dos capitanes, el árbitro y sus jueces de línea. Todos le saludaron con cariño y, desde la lejanía de gol norte, Horacio apreció el gesto contenido del chaval. Supuso que varias tormentas enfurecidas agitaban su interior. Había perdido a su padre.

Cienfuegos Hinojosa acaricia la cabeza del niño y le ayuda a abrir la caja. Ateeeención, el árbitro y el chaval meten las manos en la caja y…. sacan una paloma blanca. El chaval la agarra entre las manos y, como si fuera un portero comenzando un contraataque, la lanza el aire.  El colúmbido remolonea un poco y finalmente vuela, para recordarnos a todoooos que los asesinos no tienen lugar en este mundo, que queremos laaa paz…

Horacio volvió a sumarse al aplauso colectivo y, durante siete ú ocho segundos, compartió la pena del huérfano. No pudo compadecerse más tiempo porque algo desvió su atención. Era la paloma que, en lugar de elevarse al cielo y desplegar todo su simbolismo, había optado por volar casi a ras de césped. Un vuelo alocado que poco a poco fueron advirtiendo todos los espectadores.

Atención cooompañeros, está ocurriendo algo curioso. La paloma blanca no se quiere marchar del campo, a buen seguro que ella tampoco se quiere perder este partidazo largamente esperado por todos. El líder visita al segundo clasificado y hasta el colúmbido parece hipnotizada por el partido deeel siglo. El árbitro mira sorprendido al ave y conversa por el micrófono con sus asistentes.

Javi Navarro recogiendo la cena
 
Horacio observó la escena con estupor y notó la chanza general que comenzaba a crecer en la grada. El partido no empezaba porque la paloma no paraba de recorrer el campo. Parecía en éxtasis y sus movimientos casi epilépticos no parecían los de un animal sano. Volaba a toda velocidad y quebraba su trayectoria con frenazos, arrancadas, extraños giros. Estuvo a punto de chocar con el banderín de córner. La grada lanzó un todavía tímido “¡Uyyyyy!” entre risas.

El colegiado mira su reloj cuando ya pasan cinco minutos de la hora oficial de inicio del paaaartido. Los jugadores parecen haber perdido toda su concentración y observan a la paloma, que sigue sin querer marcharse del estadio. Compañeros, estoy seguro que nadie podía preveeeeer esta situación tan extraña. Juraría que no existen precedentes. La grada celebra cada regate del blanco animal…

Horacio no se sumó a la primera ola de pitidos que recorrió la grada, pero sí a la segunda. La paloma no detenía su loco vaivén y estuvo a punto de chocar con el delantero visitante que, visiblemente asqueado, se apartó a tiempo. Los jugadores se miraban con asombro, unos divertidos, los más veteranos cada vez más irritados. A Horacio le pareció leer algo en los labios del capitán local. “Puta paloma de los huevos”.

El retraso ya es alarmante, todo un país contiene la respiración porque todavía no ha empezado el mejor partido del mundo, el que decidirá quién es el caaaampeón. Atención, los servicios de seguridad del estadio saltan al campo. Ocho agentes comienzan a perseguir a nuestro improvisado protagonista, que aletea con locura pegado a la cal. Sus quiebros son dignos de elogio, compañeros…

El estadio entero contemplaba el sainete entre la paloma y los ocho vigilantes de seguridad. Horacio, casi sin darse cuenta, se sumó al cántico que ya se extendía por el graderío: “¡Que se muera la palooooma, ooh!” La temperatura subía por momentos y el pájaro seguía muy inspirado en sus regates, hasta que un vigilante adivinó su requiebro y le pisó el cuello con decisión al tiempo que una bengala se encendía en uno de los fondos.

Y al fin, el servicio de seguridad acaba con la aventura del colúmbido, que yace inmóvil sobre el césped hasta que finalmente es retirado. Así pues, ya está todo dispuesto para que ruede la pelota. El colegiado consulta a sus asistentes, mira a los dos capitanes y se pone el silbato en la boca. ¡Ahora sí que sí, va a empezar lo que de verdad importa, cooooompañeros!

2 comentarios:

Esther dijo...

Simplemente genial. Retratas perfectamente la hipocresía social que deambula por el mundo, todos somos solidarios con algo mientras no se alteren otras cosas tan "importantes" como en este caso es el futbol. Me encanta la facilidad con la que vas introduciendo la narración de lo que ve Horacio y lo que narra la radio esa simulteneidad no es fácil de barajar con tanta sencillez.
Curiosamente mi último relato también tiene una paloma como coprotagonista, te invito a leerlo si te apetece:
http://otracervecita.blogspot.com/2011/02/botas-de-cowboy-relato-corto.html
Un saludo

Esther dijo...

Hola Guillermo,
Ayer escuché esto en el programa de Lucas de RNE, te dejo el vínculo por si te interesa, creo que viene al pelo...
http://www.escueladeletras.com/concursoradio/
Un saludo