17 de abril de 2012

Relatos 11: Tan solo animales II

PEDRO

Rebusca y rebusca en su traje hecho a medida, pero no encuentra la dichosa moneda con la que comprar un billete de autobús. Mierda, Pedro, te has dejado la cartera y en el curro y ahora está cerrado, necesitas esa moneda si quieres volver a casa. Vaga confuso alrededor de la plazoleta en la que se ha dado cuenta del error, convencido de que su disfraz de traje hará el resto: alguien le va a dar una moneda, fijo.

La sexta persona que aborda coincide con la sexta negativa, por su cabeza gravitando la idea de que nos estamos volviendo locos si no somos capaces de darle una moneda a quien la necesita. Coño, que va de traje. No te a va a atracar. No te pide un imposible. Apenas una moneda. Pedro se sienta en un banco, pero tiene frío, pega una patada a un cartón de vino vacío y enfila la puerta del supermercado para seguir su búsqueda, surrealista y titánica a un tiempo.

Qué suerte, se encuentra a Toni y le pide la moneda, pero el chico está en trance y ni siquiera entiende la petición que le formula. Toni, hombre, me das una monedita. Pobre diablo, se volvió loco por culpa de aquella chica, pero él sí podrá pagar el contenido de esa cesta que todavía lleva vacía. No consigue ese trocito de metal, que le podría llevar a su hija, al placer, a la tranquilidad, casi al mar. Su único día de visita esta semana a ella. Y está a punto de perderlo porque no consigue una moneda. Él, el hombre trajeado, importante y gilipollas.






No hay comentarios: