4 de octubre de 2010

Larra era un tío estupendo. Un poco atormentado eso sí.

Don Mariano José de Larra nació hace más de dos siglos pero las verdades como puños que dejó escritas siguen igual de vigentes. Denunció toda la mierda que lastra este país y al final se dejó llevar por ese mismo río fanagoso. Cogió una pistola y se voló la sesera con 27 añitos. A este tipo de pelo juguetón, mirada triste de sapo y tupida barba de romántico le faltaba la tranquilidad que a nosotros nos sobra o le sobraba el arrojo que a nosotros nos falta.

    Mito del periodismo español, siempre lamentó que el atraso de un tiempo plagado de analfabetos le impidiera atacar con más eficacia el  núcleo podrido de la sociedad. Golpeaba con un ariete poderoso, pero no encontraba muros que derribar. O si los encontraba y finalmente los derribaba, sus compatriotas no tenían la educación necesaria para entenderlo. Ahora no lo entendemos porque estamos rodeados de lujos futiles, pero entonces quizá bastaba con sobrevivir dignamente.

    Este blog quería llamarse "la pistola de Larra" en homenaje al instrumento que usó don Mariano para dejar este valle de lágrimas, pero a un tipo ya se le ocurrió la idea y tiene secuestrado el nombre desde hace casi dos años, el tiempo que lleva con su blog abandonado. Así que en vez del arma que usaba Larra para hacerse daño a sí mismo, la otra opción era el arma que empleaba para hacer daño a los demás. Un colmillo muy afilado. Sirva de homenaje a un gran escritor que siempre vivió con una tormenta sobre su cabeza.

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