19 de octubre de 2010

Muertes ridículas 2: Autólisis

Vale, el suicidio no es exactamente una muerte ridícula, ni da risa claro, pero, de algún modo, está en el mismo saco que el tipo que palmó por el GPS o similares: finales trágicos evitables. Darse muerte a uno mismo es un tema oscuro, sombrío, limítrofe con el abismo. En los medios queda difuminado, generalmente se habla de "accidentes" por miedo a un supuesto "efecto llamada" que nunca ha quedado demostrado. Usease, que si lees que un tipo se ha suicidado te entran unas ganas terribles de curiosear en el cajón de los cuchillos. Por eso es tan llamativo que El País haya abordado el tema en las habituales mejores dos páginas del periodismo diario: su apertura de Vida&Artes.

Mochilo nunca superó la pérdida de Gazpacho

El reportaje es una pistola cargada de balas. Primer disparo, ataque directo a la perplejidad del lector: ¿sabéis cuánta gente se autodespide en España cada día? Nueve personas, toma ya, un total de 3.457 al año. Segundo fogonazo en la estadística palmaria de sexos: tres hombres por cada mujer. Hala y ahora pon a mil expertos a reflexionar sobre las causas sociológicas, psicológicas, económicas, familiares... de estos datos que, como queda claro en el reportaje, aquí no se pone de acuerdo ni dios. Joder, es que no sé a vosotros, pero a mí se me rebullen las vísceras cuando algo supera mi comprensión. Y esto del suicido se me queda a muchos kilómetros. Sinceramente, me parece estúpido por la cantidad de cosas estupendas que tiene la vida pero, al mismo tiempo, imagino que, si se juntan muchas putadas, puedes ser engullido por un descomunal agujero negro de depresión. Mal rollo. Los expertoides solo se ponen de acuerdo en una cosa: el que tiene dos buenos colchones (familia y amigos) no se levanta para ir a la azotea y sucumbir a la llamada del vacio. ¡Todos a cultivar!

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